Después de ver en un vídeo la alegría de vivir de unos jóvenes en la JMJ de Lisboa, Javier sintió por primera vez el deseo de encontrarse con Dios.
Quería experimentar esa misma alegría, fruto sin duda de un amor infinito y después de aquella experiencia empezó su búsqueda de Dios.
Este empresario de éxito dejó de lado su carrera profesional para dedicarse en cuerpo y alma a su familia, tras el encuentro con un conocido emprendedor que al final de su vida laboral se lamentaba por no haber cuidado de los suyos y acumular en sus espaldas, muchos éxitos empresariales, pero un fracaso estrepitoso en su ámbito familiar y personal.
Aquel revulsivo sirvió a Javier para emprender un camino de divulgación de la existencia de Dios a través de evidencias científicas. La puerta está abierta, solo tú, por la libertad que se te ha concedido, puedes decidir si quieres entrar.
