El ser humano desde su libertad, siempre tiene la opción de decidir, también en días tan excepcionales como los que nos está tocando vivir. El encierro físico, no tiene por qué dar lugar a un encierro espiritual o creativo. La última palabra siempre la tenemos nosotros, que podemos decidir entre ser personas activas o ser de los que miran el mundo desde la barrera, esperando que todo pase, siendo entes pasivos.
Estos días son excepcionales, no solo por la situación insólita a la que nos enfrentan, sino porque a través de ellos, descubrimos que a pesar del encierro, podemos seguir siendo libres y crear, soñar… vivir. Y si no, que se lo digan a Inés, alumna de Bachillerato que comparte esta interesante reflexión con nosotros tras finalizar la lectura de la primera parte del Quijote.