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Etiqueta: soy del san ignacio

«Mi colegio» por Hugo R. 60 aniversario

En todos estos años que he vivido en el colegio

me he sentido en familia

y para mí es un privilegio.

 

El Colegio San Ignacio me ha enseñado mis valores,

no solo números y letras

sino a ver los corazones.

 

Con mis buenos amigos compartimos alegrías,

también éxitos, fracasos,

mientras descubrimos la vida.

 

Desde 1964 somos muchos los que estamos

disfrutando cada día

con Jesús a nuestro lado.

 

Trazando una hoja de ruta para alumnos de Bachillerato. Jornada de Orientación Universitaria 2025.

 
​El pasado 16 de enero se celebró una nueva Jornada de Orientación Universitaria dirigida a nuestros alumnos de Bachillerato que comenzaba con la intervención de Paolo Pellechia​, profesor de Antropología, Ética, Filosofía e Historia de la Ciencia y la Tecnología en la Universidad Francisco de Vitoria​.
 
Tras este encuentro y de la mano de muchos antiguos alumnos cursando diferentes carreras, nuestros estudiantes pudieron conocer de primera mano algunas peculiaridades asociadas a los conocimientos que se adquieren en la universidad, cómo es la vida después del colegio, qué posibilidades se abren durante la carrera y al finalizarla.
 
El objetivo de esta jornada es ofrecer al alumnado un espacio de diálogo para descubrir intereses, identificar pasiones y fortalezas y poder llevar a cabo, en el momento adecuado, la mejor elección posible.
 
A todos los que volvísteis a casa para compartir experiencias y exponer las distintas opciones académicas que existen, agradeceros vuestro tiempo y dedicación, porque como bien sabéis, cada decisión cuenta y una buena hoja de ruta, es crucial para empezar a trazar el camino hacia el futuro.

Mi “estreno” como profesora

En septiembre de 1979 fallecía mi madre muy joven, y yo, con 23 años, no estaba preparada para vivir uno de los peores momentos de mi vida. A punto de terminar la carrera de Filología Hispánica, me faltaban fuerzas y motivaciones para llegar al final y cumplir mi sueño: ser profesora. Pero, además de tener la suerte de que mi padre, con fortaleza y fe me sostuvo y alentó, don José Ramón, que había ayudado a mi madre hasta el momento de partir, me ofreció en 1981 entrar en el Colegio San Ignacio de Loyola como profesora de inglés, única plaza existente en ese momento. Y ahí empezó mi andadura profesional: una flamante e ilusionada profe de 25 años que intentaba cada día aprender de todo y de todos para lograr el sueño de su vida, partiendo de la más dura inexperiencia.

Cuento la anécdota tragicómica que vivimos Pablo Urosa, tutor ese año de 8º de EGB, y yo, en el viaje de estudios del final de ese curso por Andalucía, y que marcó mi estreno en el colegio. Ahora al recordarlo, nos reímos, pero en aquel momento…lo pasamos fatal.

En las fuentes de La Alhambra de Granada solo se puede beber en las que figura el cartel “agua potable” y por supuesto, no de las fuentes que decoran los patios. Pero nuestra advertencia llegó tarde, ya que, dado el calor sofocante, no tuvieron mejor idea trece de los alumnos, que beber de los chorritos de las fuentes decorativas. No dábamos abasto para advertir que no lo hicieran, pero…ya era tarde, y las consecuencias vendrían después.

El resultado fue que, al llegar a dormir a Sevilla, empezaron a sentirse mal, con fiebre alta y vomitando sin parar. Llamamos a un médico y…lo que nos temíamos…¡una intoxicación! Nos pasamos toda la noche con la cucharita y el Primperán subiendo y bajando escaleras y recorriendo pasillos de la pensión sevillana. Afortunadamente al día siguiente estaban recuperados para poder seguir disfrutando del viaje.

Entonces no había móviles y hacíamos cadena de teléfonos para informar de nuestros pasos a las familias, por lo que advertimos que no dijeran nada para no alarmar innecesariamente a los padres.

Pero…la noticia se filtró y el día que llegamos a Torrelodones teníamos a padres recibiéndonos con agradecimiento por el cuidado a sus hijos, pero a otros, con desagradables reproches por nuestra falta de responsabilidad. ¡Aprendí más de una lección con esta experiencia!

Pero esto no me impidió seguir viajando con mis alumnos año tras año
incansablemente y con la misma ilusión.

Algunos de esos alumnos, que entonces eran solo un poquito más jóvenes que yo, somos hoy amigos del alma: Mariapi Gómez, Pilar Lerma, Manuel Heras, Cristina Miquel…Nos unen los recuerdos, una vida compartida y muchas cosas más.

Mª Luisa Turell Guilleumas

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